La
popularidad de Instagram está en juego. Celebridades y no famosos han optado
por no volver a usar NUNCA este servicio para compartir imágenes luego de que
la compañía anuncio un EMORME cambio en su política de uso que entrará en
vigencia a partir del 16 de enero del 2013.
La
comunidad cibernética que hace un par de años ovacionó la aparición y
desarrollo de Instagram está hoy furiosa por un cambio en los términos de uso
que permite la venta de miles de millones de fotografías sin crédito para los
autores.
El cambio lo decidió Facebook, que en
septiembre pasado adquirió por 1,000 millones de dólares a Instagram y sus casi
5.000 millones de fotografías archivadas por millones de personas en todo el
mundo, y permitirá el uso de las fotos y otros datos de los usuarios para la publicidad
que se añadirá a Instagram.
El
experto en redes sociales Chris Taylor (Revista
Wired), en un artículo que publica la revista cibernética
Mashable, afirmó que bajo estas nuevas normas “Instagram, básicamente, pone tu
vida a la venta”.
“Las nuevas normas, que entran en vigencia el
16 de enero, son mala noticia para los 100 millones de usuarios que quieren
poco o nada que ver con Facebook”, agregó Taylor.
La norma que ha causado furor es clara.
“Usted (el usuario) está de acuerdo con que una empresa de negocios u otra
entidad nos pague por el despliegue de su nombre de usuario, imagen, fotos
(junto con cualquier metadata relacionado), … sin compensación para usted”.
Esto significa, en la descripción de Taylor,
que un usuario podría encontrarse, de pronto, con un aviso publicitario en el
cual las imágenes son del usuario mismo, su pareja o su hija cuando perdió un
diente el mes pasado.
Eileen Brown, que escribe sobre redes
sociales en ZDNet, no encontró mucho para escandalizarse porque Instagram, que
ha provisto un servicio gratuito de intercambio de fotografías para millones de
personas, ahora busque lucrarse con las imágenes que se le entregaron
gratuitamente.
El
bloguero Barry Ritzhold recordó esta mañana que por muchos años ha criticado a
Facebook “empezando por su valuación absurda, y luego por su abuso de los datos
confidenciales de sus usuarios, sus cambios frecuentes de términos, y el desdén
general con que trata a sus usuarios”.
“Aunque yo era un fanático de Instagram, una
vez que Facebook compró la compañía dejé de usar la aplicación. Ahora leo las
nuevas normas de servicios y no son más que una chifladura”, agregó.
Cord Jefferson, en un comentario para The
Gawk, fue más sucinto- “Las absurdas normas nuevas de Instagram son una carta
de suicidio”.
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